BREVE INTRODUCCIÓN A LA FENOMENOLOGíA DEL FÚTBOL

 
Rafael Capurro

 
 
 

¿Qué es el fútbol? El fútbol es un juego. ¿Qué es un juego? Para entender fenomenológicamente al fútbol como juego lo importante es tematizar primero el "quién juega" y cómo ese "quién" se da siempre en un juego de reconocimiento por el cual nos apreciamos o no en nuestras identidades compartiendo un mundo común.

El jugador o la jugadora de fútbol no es un individuo aislado con un yo separado del mundo, sino que el fútbol como juego sólo tiene sentido desde el horizonte de un quién que se construye socialmente en base a un proceso de reconocimiento en un mundo compartido. Dicho proceso es espacio-temporal en el sentido de un estar distendido (pasado - presente - futuro) de la existencia como juego en general y del juego existencial que es el fútbol entendido fenomenológicamente como fútbol y no como un hecho biológico, físico, económico, etc.

El fútbol es un juego con reglas, normas y valores que lo constituyen como tal. Los o las jugadoras se reconocen en base a la libertad mutua que les permite gracias a su ser-en-el-mundo contingente y compartido iniciar siempre un acto nuevo, no determinado por los anteriores, si no el fútbol se transforma con un proceso computacionable y deja de ser un juego libre humano. La finalidad es simplemente ganarle al otro equipo, es decir en algo intranscendente, propio del juego como juego que se juega en este caso, como en otros similares, en torno a un objeto tan voluble como es la pelota de fútbol.

Es esta volubilidad y no seriedad del juego del fútbol donde los expectadores comparten en su quién los elementos esenciales del fútbol como son el reconocimiento mutuo en un horizonte espacio-temporal  libre y contingente con un fin que consiste simplemente en un mutuo reconocimiento, el cual se vuelve en un objeto de trueque en la medida en que este juego se objetiviza en imágines, textos etc. formando parte del trueque económico. Si dicho trueque predomina sobre el fútbol como juego, pierde este su fundamento sin fundamento, o sea su caracter de juego libre que es su misma esencia y sin el cual no es más juego sino mera computación de movimientos, fuerzas y energías así como objeto de cambio.

Como juego humano incluye no sólo el quién de los jugadores que forman un equipo es decir un juego de quienes se reconocen entre sí y en juego con otro equipo. El quién grupal tiene sus modos específicos enraizados en diferentes culturas. El fútbol se juega hoy en un horizonte de medios digitales diferente al tipo de globalidad anterior al surgimiento de los medios de masas del siglo XIX y XX. El fútbol como juego se materializa y virtualiza en el mundo cibernético.

La cancha como espacio propio del futbol es un tiempo-espacio con sus reglas y valores que constituyen el ethos fubtolístico. Siendo así que el fútbol es una forma de jugarse de la existencia espacio-temporal en la que los jugadores se reconocen en sus identidades es un proceso contingente, y libre, creándose una identidad que se expresa en el nombre del equipo, sus colores etc. Dicha identificación tiene también lugar con quienes lo reconocen como su equipo, los hinchas.

Como en todo juego humano, el fútbol se juega como corporeidad distentida en el espacio y el tiempo. El poder dar un pase a otro jugador supone un quién que exista corporalmente en la forma de su posible estar allí o de percibir ecstáticamente al otro como posible jugador que tome la pelota. La corporeidad del jugador de fútbol es otra en sus propiedades y posibilidades específicas que, por ejemplo, la del jugador de tennis, la del boxeador o la del nadador. El cuerpo humano no es así visto desde el ángulo biológico o físico sino fenomenológicamente desde el juego que se da en una apertura espacio-temporal limitada, la cancha, con sus reglas específicas relacionadas al mutuo reconocimiento o no reconocimiento existencial (el foul y el fair play).

El jugador en su ser-corporal está extendido existencialmente en su posibilidad de estar allí en relación a otros, el pase, para el cual la reflexión teórica, como en todo deporte, no forma parte originaria del juego como juego, sino que el juego se basa en una precomprensión práctica que lo posibilita como juego entre libertades que comparten un mundo común. Esto hace que el lenguaje en la cancha tenga un sentido originariamente pragmático y existencial. El dominio de la pelota es menos un dominio que un verse desde ella en la apertura de posibilidades que abre entre los jugadores. El fútbol es así un juego en el cual la existencia de los jugadores se entiende a sí misma desde el entre que es la cancha como espacio existencial lúdico. El fútbol se juega como juego en, desde y para la cancha. En la medida en que los jugadores comprendan su identidad desde la cancha como apertura espacio-temporal de mutuo reconocimiento (fair play) con la posibilidad de los pases libres del libero, es decir, más allá de un esquema técnico preestablecido y precalculado, es el fútbol un juego auténtico.


Bibliografía

Martin Gessmann: Philosophie des Fußballs, 2011.
Gunter Gebauer: Das Leben in 90 Minuten. Eine Philosophie des Fußballs. München, 2016.



Ultimos cambios: 6 de marzo de 2022



     

Copyright © 2011 by Rafael Capurro, all rights reserved. This text may be used and shared in accordance with the fair-use provisions of U.S. and international copyright law, and it may be archived and redistributed in electronic form, provided that the author is notified and no fee is charged for access. Archiving, redistribution, or republication of this text on other terms, in any medium, requires the consent of the author.
 

 
Regreso a la ciberoteca 
 
Página en español Investigación Actividades
Publicaciones Enseñanza Entrevistas